sábado, 11 de julio de 2009

YO, LIBRE.-


Soy la mujer que ha despertado.Me he levantado y me he convertido en tempestad.
Del poema NUNCA VOLVERÉ.
MEENA, fundadora de la RAWA.

Tras la terrible tormenta de la noche, el día amaneció en calma y soleado, por lo que decidí ir a visitar a mi familiar como ya habíamos acordado.
Bajé del autobús y caminé por calles cubiertas de hojas y ramas rotas que daban fe del vendaval sufrido.
Disfrutamos juntos de unas horas muy agradables recordando vivencias en nuestro deambular por la vida.
Por la tarde tuve la oportunidad de visitar la exposición"LOS TESOROS SUMERGIDOS DE EGIPTO" que se estaba celebrando en el recinto del viejo matadero.
Pasé tres horas gozando al poder contemplar tanta grandiosidad y belleza arrancadas al mar, luego de estar miles de años en su fondo. Conocer mejor la vida y costumbres de esas ciudades sumergidas después de un terremoto:Menfis, Tebas, el Faro de Alejandría; colosales estatuas de faraones, enormes piezas de templos con sus inscripciones perfectamente legibles.
Magnífica exposición, con estupendos audiovisuales, todo ello presentado con el envolvente sonido del mar.
Antes de salir del recinto pasé por el lavabo, mas que nada para ponerme otro calzado, el pié recientemente fracturado reclamaba descanso.
Había oscurecido; preguntando las más de las veces y leyendo los rótulos de las calles, llegué a la estación de metro de Legazpi; el andén estaba repleto de viajeros, pues coincidía en hora punta.
Por pura inercia giré la cabeza a mí izquierda y la vi.., apoyada en la pared, de pequeña estatura, vestía un burka color negro( nada hacia entrever el ser humano que estaba dentro) es más, tuve la sensación de que quería pasar desapercibida como si estuviera en metamorfosis, cual si fuera mariposa en arrullo que diría Neruda.
A su lado, muy junto, un hombre con claros rasgos afganos.
El corazón me latía fuertemente, y sentí dolor por ella. Subí al tren, la miré fijamente y quise que recibiera a través de su malla de finisimos agujeros un mensaje de solidaridad. Se cerraron las puertas del convoy, respiré profundamente y percibí una vez más la suerte de ser mujer y poder vivir en libertad.



Relato publicado en la revista "LA METÁFORA" nº 8 año 2009.-

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