Batida por las olas de la vida
como la barca que perdió el timón,
buscando puerto voy, Virgen María,
se Tú mí estrella de salvación.
Cuando furiosa la tempestad
hiere mí pecho con su rugir,
Tú dulce nombre me trae la calma
y una esperanza siento latir.
Si Tú mí barca vieras que un día
en lontananza se va a perder,
se Tú su faro,
se Tú su guía.
hasta buen puerto hazla volver.
No me dejes, no hay bonanza,
pues ya las olas alcanzan
a zozobrar mí barquilla.
Se Tú su ancla y su quilla,
se Tú, la brisa que irisa
la calma en la mar bravía.
Almendralejo 15 de agosto de 2.006
SONETOS PARA UN VIACRUCIS
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