El viento no se oía, aunque se percibía en el movimiento de las ramas de los arboles.
Lentamente se desperezaba el horizonte de esa bruma envolvente de la niebla que se disipaba. Empezaba la lucha por un nuevo día; lo llamaba a gritos, lo buscaba doloridamente dentro del túnel atroz de la memoria, lo presentía vagando por las sombras.

La sensación de SOLEDAD le ahogaba, no conocía a nadie.......,absolutamente a nadie de tantas personas que pasaban por su lado.Todo lo embargaba el silencio profundo de aquél oscuro y fantasmal parque de invierno en el que puede convertirse la multitudinaría ciudad.
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