
Luis Chamizo.
La espera no se les hizo larga ni tediosa, los días transcurrían rápidos en los preparativos de todo aquello que conlleva el nacimiento de un bebé.Tenían noticias de que todo marchaba por los cauces de un embarazo normal. No les preocupa que fuera guapo o feo, niño o niña y rogaban con fe a Dios para que naciera sano.Sufrían en silencio el malestar de los nueve meses de embarazo, comprendiendo que la maravilla que estaba creciendo, era una oportunidad para ellos, y sabrían dar gracias a la generosidad humana por hacer realidad este milagro.No podían evitar la incertidumbre. Era un hijo tan deseado,tenían tanto amor que ofrecerle. Una noche en sueños, ella estuvo cierta de que lo que esperaban sería varón, había visto sus atributos.
Una llamada les alertó de que el momento se acercaba, el parto había comenzado y aunque lento todo hacía prever que tendría un final feliz.Precipitadamente cogieron el maletín y la canastilla y se dirigieron a la maternidad, el camino se les hizo interminable aunque en realidad no existía mucha distancia de donde
pernoctaban.
Al llegar a la puerta del paritorio, un ginecólogo amigo, deposito al niño en sus brazos.
La espera no se les hizo larga ni tediosa, los días transcurrían rápidos en los preparativos de todo aquello que conlleva el nacimiento de un bebé.Tenían noticias de que todo marchaba por los cauces de un embarazo normal. No les preocupa que fuera guapo o feo, niño o niña y rogaban con fe a Dios para que naciera sano.Sufrían en silencio el malestar de los nueve meses de embarazo, comprendiendo que la maravilla que estaba creciendo, era una oportunidad para ellos, y sabrían dar gracias a la generosidad humana por hacer realidad este milagro.No podían evitar la incertidumbre. Era un hijo tan deseado,tenían tanto amor que ofrecerle. Una noche en sueños, ella estuvo cierta de que lo que esperaban sería varón, había visto sus atributos.
Una llamada les alertó de que el momento se acercaba, el parto había comenzado y aunque lento todo hacía prever que tendría un final feliz.Precipitadamente cogieron el maletín y la canastilla y se dirigieron a la maternidad, el camino se les hizo interminable aunque en realidad no existía mucha distancia de donde
pernoctaban.
Al llegar a la puerta del paritorio, un ginecólogo amigo, deposito al niño en sus brazos.
Precioso relato, amiga. Me ha emocionado profundamente. Gracias.
ResponderEliminarBesos. Mary
Un relato lleno de ternura y amor, como suele ser siempre el feliz acontecimiento al nacer una nueva vida.Con la generosidad añadida que conlleva siempre ese, a veces tan incomprendido, tema de la adopción.
ResponderEliminarUn abrazo amiga Mary Tere.
Carmendy
GRACIAS QUERIDAS María y Carmendy, ya que se que compartimos los mismos sentimientos sobre la adopción y defensoras de que la misma no sea para satisfacer el deseo maternal, si no particularmente dar un hogar a ese ser inocente que no pidio que lo engendraran, pero que no sabemos cuales fueron las circunstancias para que sucediera, por eso no deberiamos juzgar a nadie tan a la ligera como se suele hacer.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
HOLA "MI PRESI" un relato precioso sobre la adopcion.
ResponderEliminarbess y abrazos.
FELIZ NAVIDAD!
FELIZ 2011 !te deseo salud mi querida MARYTERY,y que disfrutey con tu familia tus amigas y tener un ano bueno .
ResponderEliminarabrazos y bess.